Alteraciones neurobiológicas y neuropsicológicas a causa del maltrato infantil

La infancia o primeros años de vida se ha demostrado que es el pilar o cimiento para un buendesarrollo de un ser humano, es la etapa especialmente vulnerable a situaciones estresantes, ya que los niños están descubriendo el mundo y realizando por medio de ensayo y error aquello que consideran “bueno o malo” . En esta etapa también pueden caer en situaciones de maltrato, que nosotros como adultos por modelamiento o desinformación los podemos estar exponiendo, siendo capaces de trastocar el proceso de neurodesarrollo y condicionar la maduración cerebral de los niños, desembocando en unos déficits cognitivos persistentes incluso en la vida adulta.

¿Cómo lo podemos identificar?

Eventualmente el modelo o perfil  neuropsicológico de niños maltratados se caracteriza por problemas de atención, memoria, lenguaje, pobre desarrollo intelectual, fracaso escolar y elevada prevalencia de trastornos emocionales o poco control de impulsos. Dentro de los cuales tenemos en concreto los siguientes:

·         Estado cognitivo de hipervigilancia: niños que notamos más reactivos e inquietos frente a situaciones cotidianas.

·         Percepción de amenazas procedentes del entorno: Los niños se muestran inseguros y en posición defensiva o agresiva.

·         Excesiva identificación de emociones de miedo: Generalizan miedo a la pérdida o abandono.

·          Reflejan intenciones agresivas en los otros

·          Problemas de conducta y agresividad

·         Dificultades para el aprendizaje

·         Menor adaptación escolar y desarrollo intelectual

·         Mayor comorbilidad psiquiátrica

·          Patologías del estado anímico y peor ajuste social en la vida adulta

 Esto con previa evaluación de neurodesarrollo para ejercer una diferenciación de otro tipo de situación adversa o paralela al maltrato.

¿Cuáles son las probables causas neurológicas?

 Existen múltiples alteraciones neurológicas como lo son las alteraciones en los procesos de neurogénesis, mielinización, sinaptogénesis y poda neuronal, así como los posteriores daños en el hipocampo, amígdala, cerebelo, cuerpo calloso, hipotálamo y corteza cerebral que son la base neurobiológica sobre la que se asienta dicho perfil cognitivo.

De acuerdo a lo anterior se puede deducir que cualquier fuente de maltrato descrito a continuación, todos acarrean en la vida de un niño una situación disfuncional y patológica que afecta al desarrollo cerebral del menor  y, por tanto, condiciona su desarrollo neurológico y su funcionamiento neuropsicológico.

Tabla 1 Tipos de maltrato infantil de acuerdo a la OMS ( OMS, 2014)

 Por otro lado, y citando una base neurobiológica y científica los malos tratos tempranos originan una pérdida acelerada de neuronas, alteraciones del proceso natural de poda neuronal (De Bellis, 2005; Mesa-Gresa y Moya-Albiol, 2011), entre otras, que en resumen afectan un factor biológico como la plasticidad cerebral.

Se observan alteraciones neurobiológicas en hipocampo (estructura principalmente asociada dentro de sus funciones a la memoria, en especial a la memoria a largo plazo), amígdala (principal núcleo de control de emociones), cerebelo (contribuye a la coordinación de movimientos), cuerpo calloso (conecta los hemisferios cerebrales), entre otras.  Lo que produce dentro de los  factores de vulnerabilidad, comunes a estas estructuras sean un inadecuado desarrollo posnatal y que  estos déficits y alteraciones neurobiológicas pueden pasar inadvertidos durante la infancia, enmascarados por el propio proceso del desarrollo y emerger cuando tal proceso finalice y el individuo no haya logrado desarrollar todo su potencial (Capilla et al., 2007).

Es decir, las consecuencias a nivel cerebral son mortales a nivel cognitivo y  se caracteriza por alteraciones en las áreas de memoria y atención, lenguaje, capacidad viso-espacial, regulación emocional, dificultades en la cognición social, el desarrollo intelectual y en las funciones ejecutivas (Davis et al., 2015).

En general y para concluir cada caso es único y se puede presentar de diferentes formas (unas más evidentes que otras)  y las labores de prevención y detección temprana son imprescindibles para garantizar la protección de la infancia y permitir el desarrollo de adultos sanos y funcionales, esto desde la prevención desde un entorno sano y adecuado, además de un proyecto de vida fundamentado en el amor y protección del menor y sus derechos. (Ref bibliográfica: Revista Psicologia Educativa, Review of neuropsychology of child abuse: Neurobiology and neuropsychological profile in maltreated children).

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Autor:

Susana Castilla Capella 

Máster en neuropsicología  de la educación 

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